viernes, 1 de enero de 2010

Miquel, Bienvenido a casa




Por: Michael Freund
Para Miquel Segura de Palma de Mallorca, España, el viaje de regreso a casa ha llevado más de 500 años.

El 17 de diciembre, en una conmovedora ceremonia en Manhattan, el periodista y comentador político de 65 años, completó su proceso de retorno al judaísmo, cerrando un ciclo histórico el cual comenzó en el siglo XIV.

Miquel pertenece a la comunidad chueta, y es descendiente de judíos mallorquines que fueron convertidos al judaísmo por la fuerza hace más de cinco siglos atrás.

A pesar de que el término Chueta es un término peyorativo (algunos historiadores dicen que el mismo proviene de la palabra “cerdo” en catalán), Segura lo ha llevado con total orgullo.

“Supe acerca de mi identidad, por primera vez, a los 14 años, en la escuela”, me dijo. “Los otros niños me insultaban y me llamaban chueta, diciéndome que he matado a Jesús”, relató.

Cuando Miquel le preguntó a su padre acerca de los insultos y acerca de su identidad chueta, éste último le respondió con “argumentos elaborados”, los cuales solo llevaron a un aumento de curiosidad acerca de su pasado y de sus ancestros.

Esto, le llevó a descubrir su fascinante historia, la cual nos enseña el poder de la memoria.

Nadie sabe exactamente cuándo llegó el primer judío a Mallorca, pero la presencia judía en la isla se remonta al siglo V.

A fines del siglo XIV, la situación de los judíos comenzó a deteriorarse bruscamente. En 1305, comenzaron disturbios antijudíos, y el primer derramamiento de sangre tuvo lugar en 1309, cuando varios judíos fueron falsamente acusados de asesinar a un niño católico.

El momento crucial, sin embargo, tuvo lugar en 1391, cuando violentos pogroms se desataron en España. Varios mallorquines judíos fueron masacrados, mientras que otros fueron forzados a convertirse, posiblemente incluyendo a los antepasados de Miquel. En 1435, los judíos remanentes en la isla fueron asesinados o arrastrados a la fuente de bautismo.

Sin embargo, los nativos mallorquines nunca aceptaron a los conversos judíos, y comenzaron a referirse a ellos con el término de chuetas. Muchos, tales como los ancestros de Miquel, continuaron practicando el judaísmo en secreto, arriesgando sus vidas y su bienestar para mantenerse leales a la fe de sus antepasados.

Subsecuentemente, la inquisición se volvió particularmente activa en la zona, cazando cruelmente a aquellos que eran sospechosos de practicar el judaísmo en secreto. En 1641, más de doscientos años después de la conversión forzosa, uno de los ancestros de Miquel sufrió precisamente dicho destino, fue torturado y quemado por la inquisición, acusado de “reincidir” en el judaísmo.

Miquel cuenta con toda esta información, dado que ha investigado dicho asunto durante años, logrando así construir un árbol familiar el cual se remonta a más de 400 años atrás, probando así que sus ancestros chuetas solo se han casado entre ellos.

Desde el comienzo, los chuetas enfrentaron la hostilidad de sus vecinos católicos, los cuales nunca los aceptaron como conversos sinceros y se negaron a casarse con ellos, fenómeno que continuó incluso durante la era moderna.

De hecho, hasta que los franceses conquistaron Mallorca a comienzos del siglo XIX, la inquisición no fue abolida en la zona. Sin embargo, ni siquiera la abolición de la misma marcó el fin de la discriminación anti-chueta.

Escritores tales como el francés George Sand en el siglo 19, y el inglés Robert Graves en el siglo 20, escribieron sobre los chuetas con simpatía, lamentando el odio y el prejuicio al que fueron sujetos sus compañeros mallorquines.

Restricciones legales en contra de los chuetas, fueron abolidas en 1931, cuando la república española fue incorporada, y es tan solo en los últimos 40 a 50 años que los matrimonios mixtos entre chuetas y mallorquines católicos han comenzado a tener lugar.

El tema de los chuetas ha sido generalmente considerado tabú, hasta que el mismo Miquel Segura ha heroicamente roto el silencio en 1994, cuando publicó su libro en catalán, Memorio Xueta, en el cual declara abiertamente acerca de su identidad.

El libro causó una gran sensación en Mallorca, e incluso llevó a que Miquel reciba amenazas de muerte.

A pesar de reconocer que “la discriminación de los chuetas mallorquines ha disminuido”, Miquel dice que aún se mantiene viva y es un muy buen conocido fenómeno.

Como columnista de la última hora, el más importante diario mallorquín, generalmente escribe en forma favorable acerca de Israel – “la tierra de mis ancestros” – y la gente suele atribuir su posición política al hecho de que es un chueta, como si dijesen: ¿qué se puede esperar de un judío?

Cuando conocí a Miquel por primera vez, hace más de seis años, se encontraba parado entre dos mundos. Los católicos lo veían como judío, pero aún la comunidad judía no lo veía como uno de los suyos.

“Siento un muy grande orgullo, pero también cierto vacío”, me dijo en ese momento. “siento que mi destino será el de no pertenecer a nadie, seré considerado un extraño o renegado en ambos lados”, anunció un tanto abatido.
Pero su historia llegó a un hermoso fin en el Upper West Side de Manhattan.

Cuando llevé el caso de Miquel al Rabino Marc Angel de la Sinagoga Española y Portuguesa de Nueva York, el decretó que una ceremonia de retorno sería suficiente. “Miquel Segura es judío de acuerdo a la halajá”, me dijo el Rabino Angel, agregando, “no necesita convertirse, porque ya es judío, y puede probarlo con su árbol genealógico”.

Y así, frente a un testigo, Miquel se sumergió en las aguas de la mikve, y el Rabino Angel le dio un “certificado de retorno” remarcando el significado del acto.

Cuando le preguntaron cómo se siente, luego de la conversión, Miquel simplemente dijo, “me siento más relajado, me siento libre, limpio, purificado”.
Curiosamente, la ceremonia tuvo lugar en un día en que jánuka y rosh jodesh coincidían, ambas fechas simbolizan renovación y determinación – características que representan a Miquel y a otros chuetas de Mallorca.

Varias estimaciones dicen que hay casi 20.000 chuetas en Mallorca. Es tiempo de que Israel y el pueblo judío los encuentre, los abrace y les de la bienvenida de regreso a casa.

Los chuetas son nuestros hermanos y hermanas en todo sentido, y les debemos a ellos y a sus ancestros el corregir el pecado histórico que han realizado para con ellos.

Miquel bienvenido a casa, que su retorno lleve al regreso de muchos chuetas más.

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